lunes, 25 de julio de 2011

Tú, yo y Amy Winehouse

La noticia de la muerte de Amy Winehouse me cayó como patadas en la nuca. Poco después, caí en cuenta que me dolía "de más" porque estoy segura de que te sentiste igual.
Dejaré de lado las reseñas de su vida, que ya hicieron todas las revistas y periódicos (todas iguales, por cierto) para explicar que, por ridículo que parezca, yo al igual que miles de personas, me sentí totalmente conectada a su música y a ese sentimiento de dependencia y desesperación originados por el des-amor.
Cuando la Rolling Stone sacó ese reportaje, retratando con precisión sus ganas locas de atender a Blake Fielder, acurrucándose contra él a la menor provocación y dándole la mitad de comida que había en su plato, sin originar respuesta alguna en el destinatario, sonreí y me acordé de ti.
De cuando escuchamos su disco, una y otra y otra vez. Cuando jugamos a ver quién encontraba la foto más rara o desconocida. Pensé que había ganado al mandarte una de cuando estaba en la primaria. Me dijiste que ya la habías visto. Nunca pude ganar.
De cuando encontré el EP que grabó, y te lo puse, cosa que te molestó porque yo nunca debía enseñarte nada nuevo, eras tú el que siempre sabía más de música y más de todo.
De cuando "Tears dry on their own" alcanzó las 158 reproducciones en la compu, porque ya no estabas. Y de cuando "volviste" y la primera canción que incluí en el disco que te grabé, era esa misma.
Aghhhh, necesito nuevos recuerdos. Muchos, que se amontonen y se encimen unos con otros para ya no volver a estos, tan viejos y gastados.

1 comentario:

the last of the mehicans dijo...

Yo estaba caminando por Camden la noche en que pasó. Curiosamente la noticia se fue esparciendo de bar en bar y uno podía notar el cambio de ánimo.

Pero no me sorprendió.

Si vives de esa manera, por lo general te acabas rápido. Yo creo que voy a morir a los 53 años por ejemplo.