lunes, 1 de abril de 2013

The coolest kid in town

Cuando tienes veintitantos, la creencia general dicta que nunca más te pasarán cosas tan emocionantes y espontáneas como cuando eras adolescente. Puedes buscarlas, provocarlas, y desearlas con todo el corazón, pero no se siente igual.
Y luego un día te vas a Guadalajara, arañas las paredes porque estás encerrada en un hotel, haces un par de llamadas, y horas después, pum. Ahí está, ahí está el sentimiento que pensabas nunca volvería. La sonrisota, los ojos bien abiertos, las cervezas artesenales, un pésimo plan de última hora que sale bien.
Todo salió bien. Suena raro decirlo, pero TODO salió bien.
Hay momentos tan felices que se convierten en historias. Y esta es de las mejores en mi repertorio, de esas que levantan el ánimo y dan esperanza a los románticos empedernidos. De esas que cuando sea una abuelita (en caso de que algún día tenga hijos y esos hijos tengan hijitos) le contaré a mis nietAs para que sepan que sí pasan cosas bonitas en la vida.
Tengo ganas de que la historia siga, pero todo parece indicar que no es conveniente. Y yo, que nunca he considerado esas nimiedades y me aviento como si no hubiera mañana, me estoy aguantando como nunca.
Miss you, poquito, R.

Todo revuelto

Siempre me quejo de que nadie lee lo que escribo y ahora que veo un par de comentarios por ahí, no me siento tan cómoda. He publicado cosas demasiado íntimas, y no me arrepiento, pero creo que la adultez me pega poco a poco y ahora siento que sería más conveniente un poco de mesura y más filtros para publicar cosas. 
Últimamente he estado recordando muchas de las historias "graciosas" que siempre cuento y hay demasiados osos presentes. Demasiados. De esos que ya no te dan risa sino que te duelen un poquito. Hay cosas de las que quisiera no acordarme, y muchas otras que me hacen dudar de quién soy. No culparé al alcohol, siempre presente en estas anécdotas. Culpo a mi falta de auto control, a mi desesperación, a mi aparente indiferencia frente al ridículo. Quisiera ahorrarme otra experiencia de esas, en la medida de lo posible, y ya tomé acciones concretas al respecto. Las palabras "dignidad" y "auto-respeto" nunca habían cobrado tanta importancia. 
Ya bajé 8 kilos. También tengo más de un mes sin hablar ni buscar ni anhelar al sujeto ese. Tomé una decisión importante respecto al trabajo. Estoy a punto de terminar el libro que boté hace tiempo. Todo en orden con las medicinas... Dice mi mamá que enumerando mis logros, me sentiré mejor conmigo misma. Es algo que no he intentado, ser mucho más optimista. Time to give it a try...