domingo, 25 de octubre de 2009

Liliano

Es curioso como las inseguridades que siempre tratamos de esconder terminan siendo muy evidentes.
A veces dudo si es buena idea escribir tan honestamente en el blog. No estoy denunciando nada, no arremeto contra políticos, no critico el sistema como la idealista de izquierda que algún día quise ser. Lo único que hago es encuerarme. Quitar mis barreras de protección para que propios y extraños conozcan hasta la última de mis debilidades. Exponer todo lo que me hace vulnerable, con mucho miedo pero sin otro remedio...
Ayer en la noche un par de niños, de no más de 7 años, me preguntaron si era hombre. En el momento me dio risa, una risa un poco amarga con la que los "adultos" reaccionan cuando algún pequeño señala verdades que se habían intentado ocultar. Después me pregunté qué aspecto de mi les había parecido hombruno. Tal vez mis cejas sin depilar, mi larga nariz o mi corpulencia en general. La mamá de los escuincles aparentó escandalizarse cuando escuchó las preguntas que me hacían, pero seguramente ella fue la primera en hacer el comentario, ya que una vez que les contesté que no, que era mujer, fueron a decirle "no mamá, ¡es niña!" con verdadera sorpresa.
Ya he estado en situaciones similares, de hecho, con gente cercana siempre bromeo sobre mi forma de ser, poco femenina. Según yo, con el paso del tiempo y tantas "malas experiencias" al respecto, comenzaba a parecerme indiferente que la gente tuviera dudas sobre mis órganos genitales, pero ya veo que no. Y es que estos dían han estado llenos de detallitos, comentarios, miradas y actitudes que despiertan en mi esa sonrisa lenta y forzada que se usa para ocultar que lo que dijo el otro, más que hacernos enojar, nos dolió.
¿Qué hace a una mujer? Yo no soy madre, tampoco sé usar tacones (ni planeo aprender), no me depilo las cejas (el bigote sí), ni me peino diariamente. Procuro ser lo menos chismosa posible, no digo mentiras (porque no me salen), y me gusta jugar a las "luchitas". Digo muchas groserías, soy hostil la mayor parte del tiempo y mi risa es escandalosa y molesta.
¿Será que los niños se dieron cuenta de todo esto con sólo echarme un vistazo? ¿Si algún día comienzo a usar falda diariamente, bien combinada con unos lindos zapatos, dejarán de pensar que tal vez soy una vestida? ¿Algún día dejará de afectarme esta incómoda situación?
Si alguien tiene las respuestas, por favor, compártanlas.
Yo estoy segura de que aunque la niño se vista de niña, niño se queda.

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