"A ver si este fin" fue su respuesta. Cualquiera la hubiera interpretado como una de esas frases ambiguas que solemos decir cuando no ansiamos algo, por ejemplo, telefonear a alguien: "Sí, sí, nos hablamos...", pero ella no, ella lo tomó como un sí y decidió prepararse para la noche que había deseado por tanto tiempo.
Primero echó un vistazo rápido a su cuerpo. No podía hacer gran cosa por las lonjas y la celulitis, pero sí podía mejorar otras áreas con una simple depilación. Un pedicure no estaría de más y claro, ¿cómo olvidar el vello facial?. Sabía que los detalles hacen la diferencia, por lo que también decidió ponerse un tratamiento en el cabello. Después del baño más minucioso de su vida, pensó que cualquier error con la lencería resultaría fatal, así que puso cuidado en elegir un conjunto juvenil/sensual no muy exagerado. Al término de toda la rutina de belleza, se miró en el espejo y sonrió satisfecha. Ahora sí, nada podría salir mal.
Cuando se reunió con él, se decepcionó un poco al notar que no había nada de especial en su arreglo. Este sentimiento fue alargándose durante toda la noche; tendrían compañía, él salía constantemente a hablar por teléfono, estuvieron solos pocos minutos y durante esos pocos minutos, no pasó absolutamente nada.
Pfffff. Horas después, ya en su cama con su bonita pero intacta ropa y zona depilada y cabello perfecto, pensó que si ni en bandeja de plata la había "tomado", no lo haría nunca.
1 comentario:
Demonios! Pues ya sabes lo que dicen: A la chingada.
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