Lo peor es esta resignación. La decisión de vivir con ese dolor, a veces grande y a veces pequeño, pero siempre presente, dispuesta a no volver más. Eso es lo peor, vivir sabiendo que estás a mi alcance, incluso a mi disposición, pero que no voy a estirar mis brazos para tomarte y tenerte conmigo. Que no voy a pagar el precio de esos pocos días de felicidad a cambio de meses y meses de la chingada. Que por muy optimista que me pintes el panorama, yo ya sé los verdaderos colores de tus palabras.
Que tal vez todos tienen razón al decir que la gente no cambia, y que yo he puesto todas mis energías en pensar que sí, para seguir alimentando esa idea de que algún día estaremos juntos, cuando todas las cosas caigan en su lugar.
Eso es lo peor, que aún después de tanta mierda, te quiero como al principio.
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