domingo, 3 de octubre de 2010

El hueco de la dona

Pensaba escribir este post en inglés, pero qué mejor que mi propio idioma para escupir tanto veneno innecesario.
Las cosas no mejoran internamente, y ni siquiera me preocupo. Me he acostumbrado a la idea de la soledad acompañada de la mansión y los gatos, aunque probablemente no tenga una mansión sino un departamento comprado con el esfuerzo de un trabajo que no me enloquece, y los gatos se limiten a uno solo. Me imagino completamente independiente de todo, sin una pareja, sin una familia, sin hijos, con amigos que viven en otros países o que hacen otras cosas y de vez en cuando se reportan. Jamás había recibido tanta atención de los hombres, y me decepciona tener que desecharlos a todos por pendejos, o por lentos, o por demasiado buenos. Ninguno me convence, ninguno me crea una impresión perdurable. Son simples caras, con la misma sonrisa boba, recitando en automático las mismas palabras que ya han escuchado muchas mujeres antes que yo. Me descubro enternecida, en un mal sentido, pues tus intentos por acercarte a mi me parecen cobardes e inoportunos. Me descubro también apenada mientras mi mano sigue sobre la tuya, haciendo presión nada más, sin un ademán cariñoso implícito. La retiro cinco segundos después (tal vez fueron diez) y no vuelvo a verte a los ojos en todo el trayecto. Me sonrío al recordar tus ojos nerviosos, cuando hablas de no sé que, no estoy poniendo atención simplemente espero a que termines de hablar para imponer mi voluntad. Lo logro y días después me entero de lo mismo de siempre. Escribo nerviosa un mail cariñoso que me es respondido con un contenido proporcionalmente seco y lejano. Me pregunto si eso será suficiente para cerrar el ciclo. No, me pregunto si es verdad eso de los ciclos, y por qué todos tendríamos que hacerlo. Fumo mi pipa y me relajo, logrando alejar de golpe todos estos pensamientos y a todas estas personas.
Escucho mis palabras y me molesto conmigo misma al descubrir que estoy justificándome frente a gente que me importa un carajo. Que si tomé, que si no tomé, que si lo besé, que si no lo besé, que si dije o no dije, que si me veo mejor de una forma u otra. Déjenme decirles de una vez por todas que no me interesa. Tampoco me importan sus consejos de belleza y si me veo mejor con colores brillantes o con mi suéter negro, que los hace pensar que soy "darketa". Gente pendeja todos los días y a todas horas. Yo me pongo en modo automático, y al igual que en la universidad, todos piensan que qué chistosa soy y que qué raras están mis uñas/cara/zapatos/mallones.
Y mi gente? igual de sola que yo. La del cumpleaños, deprimida porque nadie estuvo para ella; el somnoliento, alejándose cada vez más; el artista, más confundido que nunca; el cineasta, desempleado y sin inspiración. Somos todos una gran familia de gente que no pertenece a ningún lado, o más importante, que no está yendo a ningún lado. Me caga esta condición. La ontología de la dona, le llamábamos en area IV. No obstante tus posesiones, tus amistades, tus logros, tu _______________ (escribe lo que quieras aquí), siempre sentirás que algo te falta. Te sentirás vacío y triste por nimiedades, como yo, que me siento triste porque no está conmigo, o él, que se siente triste porque nunca ha habido nadie en su vida, o ella, que tiene a alguien en su vida pero le hace falta su papá.
Jamás estaremos felices con nada.